EMAT asegura el aprendizaje de todos los alumnos teniendo en cuenta la variedad de formas de aprender, así como los diferentes momentos y etapas. Para ello EMAT integra la ciclicidad como estrategia didáctica.
Para alcanzar un aprendizaje significativo, es decir, un aprendizaje profundo y duradero de los conceptos, pasamos de la simple repetición de los algoritmos a la comprensión profunda de los conceptos. Para conseguirlo hemos diseñado sus actividades integrando un aspecto metodológico clave: la ciclicidad.
¿Pero qué es la ciclicidad?
La ciclicidad no es otra cosa que ofrecer al alumnado una gran diversidad de experiencias de aprendizaje sobre un contenido a lo largo de todos los cursos escolares y en diferentes momentos del curso actual.
Esta ciclicidad, entre cursos (vertical) y dentro del curso (horizontal), permite introducir, practicar, consolidar y repasar un mismo concepto matemático para alcanzar una comprensión profunda y duradera.
La ciclicidad vertical se da entre los cursos y las etapas, de Infantil hasta el último curso de Primaria. Está pensada para alcanzar una comprensión profunda de un contenido a lo largo de todos los cursos de ambas etapas, adaptando las actividades a la edad madurativa del alumno.
¡Pongamos un ejemplo! Aunque los niños y niñas de Infantil todavía no son capaces de
utilizar el algoritmo de la división, sí que pueden empezar a entender un aspecto previo de la misma: la repartición equitativa.
La ciclicidad horizontal aborda un mismo contenido, no en bloque, sino secuenciado
a lo largo de un mismo curso escolar. Así, el alumnado puede establecer conexiones
significativas entre los diferentes contenidos y motivarse desde diferentes experiencias
educativas.
¡Veamos otro ejemplo! La programación de EMAT no dedica una semana entera a trabajar la geometría, sino que a lo largo de la semana el alumnado realiza diferentes actividades, en momentos claves y bien secuenciados, sobre cálculo mental, un contenido de geometría, resolución de problemas, etc.