EMAT trabaja este saber de manera sistemática, integrada y progresiva. No se presenta como un contenido aislado, sino que se aborda y recupera a lo largo de todo la etapa, en diferentes contextos y sentidos y saberes matemáticos.
La conversión de unidades es un saber que se desarrolla a lo largo del ciclo medio y superior de primaria según el currículo, y que resulta esencial para la comprensión y resolución de problemas cotidianos. Este saber implica aplicar equivalencias entre unidades del sistema métrico decimal, entendiendo la relación entre múltiplos y submúltiplos y cómo se conectan con el sistema de numeración decimal.
En el ciclo medio, los alumnos de EMAT comparan, ordenan y convierten unidades de una misma magnitud, como kilómetros, metros, centímetros y milímetros, o kilogramos y gramos. Se utilizan actividades visuales y manipulativas que facilitan la comprensión de las equivalencias.
En el ciclo superior, se refuerza el aprendizaje relacionando el sistema métrico decimal con el sistema de numeración decimal.
Además de las sesiones específicas dedicadas a la conversión de unidades, existen otras relacionadas, como aquellas donde se trabaja la multiplicación y división por potencias de 10 (EMAT 6 S24), o problemas contextualizados en los que se calculan divisiones entre números decimales, que en realidad implican un cambio de unidad (EMAT 5 S44). Esto contribuye a que el aprendizaje sea transversal y conectado.
Así, el alumnado aprende que pasar de kilogramos a gramos implica multiplicar por 1000 (10³), mientras que para convertir gramos a centigramos se divide por 100 (10²). Estas operaciones están vinculadas directamente con el sistema decimal y permiten manejar múltiplos y submúltiplos de forma clara y práctica.
Para favorecer el aprendizaje autónomo y la adquisición de fluidez en estos procesos, EMAT propone material manipulativo como la “rueda de unidades de medida” o la creación de herramientas visuales y funcionales que ayuden a los alumnos a realizar conversiones de forma práctica y duradera, relacionando los cambios de unidades con multiplicaciones y divisiones por 10, 100 o 1000...
Este saber también se activa en otros sentidos matemáticos, como el sentido espacial, cuando es necesario adaptar unidades para calcular longitudes, áreas o volúmenes, y en situaciones contextualizadas que reflejan la vida cotidiana.
De esta manera, el alumnado construye una comprensión sólida y transferible de la conversión de unidades, capaz de aplicarla con confianza en distintos contextos y problemas reales.
Este contenido continúa trabajándose y reforzándose en la educación secundaria, donde se profundiza y amplía para asegurar una comprensión duradera y funcional.